Como una sola familia: así ha vivido el Club Campestre de Cali la fiesta mundialista. En las buenas y las malas, con decepciones y alegrías, aprendizajes y nuevas reflexiones, abrazos espontáneos y límites invisibles, con la mente y el corazón puestos en nuestra bandera, se demostró que Colombia es lo que nos une.
El mundial de Rusia llenó la Terraza y la gradería estadio cuando jugó Colombia, demostrando que el amor por nuestra selección sí se entona con la letra de Simón Díaz y su Caballo Viejo: Quererte No Tiene Horario Ni Fecha En El Calendario. Sin importar el horario de trasmisión de los partidos, los socios, familiares e invitados se reunieron para entregar la fuerza y la energía necesaria para acompañar a su Selección.
Desde temprano el Autoservicio tenía una oferta variada en desayunos y en sus menús de almuerzos mundialistas, una pantalla gigante de alta definición, mesas dispuestas para acoger a las familias y gradería para transportarnos a estadios como El Mordovia, El Kazán Arena y el Spartak con el objetivo de tener el escenario ideal para gritar de emoción
los goles de nuestra selección.
La Selección Colombia le dio el mejor regalo a los padres con un marcador de 3 a 0 contra Polonia, sin embargo, lo mejor fue la compañía que se vivió en La Terraza del Club Campestre de Cali. En familia, los papás gozaron de lo que más les gusta y, con los que más quieren.